Blausee es uno de los lagos con las aguas más turquesas que hemos visto jamás.
Las pegas que le encontramos a este lago es que es artificial, no permite el baño, es de pago y en realidad es una piscifactoría.
Pero el lago es precioso, eso no se puede negar.
Está preparado para ir en familia y con niños ya que dispone de zonas habilitadas de juegos y para hacer barbacoa, una de las actividades favoritas de los suizos cuando hace buen tiempo, hacer barbacoa al aire libre a poder ser cerca de un lago o río.
Tiene parking en la entrada y el precio va incluido con el ticket.
Cuando fuimos nosotros la entrada costaba 10 francos por adulto pero como esto ha podido cambiar, os dejamos aquí el enlace a la página oficial para que os aseguréis antes de ir. Además los horarios también cambian dependiendo de la estación del año.
El lago cuenta también con un restaurante donde podréis comer la especialidad: trucha.
Y también cuenta con un hotel, que nos imaginamos que igual que tiene que ser uno de los más tranquilos (debido a que a una hora determinada se cierra la entrada a visitantes) y bonitos, también tiene que ser uno de los más caros.
Cuando compréis la entrada podéis coger un plano del lugar donde salen los diferentes senderos y recorridos que se pueden hacer alrededor del lago.
Ni el más largo os llevará más de 30 minutos. Así que hacedlos todos para poder ver el lago desde diferentes perspectivas.
En el fondo del lago encontraréis una estatua que según cuenta la leyenda es de una joven doncella que iba al lago a encontrarse con su amado, pero su amado murió de manera repentina sin que ella pudiera hacer nada para evitarlo.
Ella murió en las aguas llena de pena y llanto haciendo así que el color de sus ojos tiñera el color del agua.
La decisión de cómo visitarlo la dejamos a vuestra elección.
Podéis ir solo a verlo y seguir la ruta.
O podéis ir a pasar el día y aprovechar el precio de la entrada haciendo también un picnic dentro.
Sea como sea, disfrutad mucho de las vistas del Blausee porque merecen la pena.
